En una risa se perdieron los amores sin destino.
Y en unos cabellos ateos se pueden ver actitudes
angelicales.
“La fe pasó de moda”, decimos los que somos esclavos
de la moda.
Los amores mutaron a querer no quererse,
mientras un jubilado, con la mínima y mucha
autoestima,
se nos caga de risa de los amores sin destino.