Si te cruzara en mi esquina,
qué frágil sería el instante;
vos entrando en mi rutina,
yo saliendo, vacilante.
Tu mirada preguntando,
mi silencio respondiendo,
dos historias conectando,
cada cual sin ir sabiendo.
El tiempo sería apenas
un espacio equivocado,
vos aliviando mis penas,
yo en tu asombro reflejado.
Pasarías tan ligera,
como una brisa imprevista,
y yo haría que existiera
tu retrato en mi memoria.
Porque verte así, cercana,
tan simple y al mismo tiempo
tan ajena y cotidiana,
rompería cualquier cuento.
Y guardaría ese encuentro,
como un tesoro escondido,
un secreto justo al centro
de mi pulso estremecido.
Luego el mundo volvería,
pero ya no igual que antes;
yo tendría tu alegría
en mis ojos, tan distantes.