Milita, eres la princesita,
en la selva tu risa se agita,
bajo el cielo de estrellas brillantes,
danza el viento, susurros constantes.
Belleza de diosa, como el alba,
en tus ojos resplandece la calma,
llevas en tu sangre un rico legado,
indígena y mestizo, un canto sagrado.
Tu piel, un lienzo de historias antiguas,
reflejo de ancestros, su voz persuasiva,
las hojas murmuran tu nombre sincero,
y en el abrazo del sol, eres un destello.
Tu risa es cascada, fluida, ligera,
la tierra, tu madre, te abraza sincera,
celestial como el oro, en cada amanecer,
en tu andar, la belleza vuelve a renacer.
Princesita, guerrera de amor y de vida,
con el eco de los sueños, en ti se anida,
eres un puente entre milenios lejanos,
un canto de unidad, entre pueblos hermanos.
Milita, en cada paso llevas el puerto,
donde florecen las almas, eterno este encuentro,
la mezcla en tu ser es una sinfonía,
un homenaje a la tierra que nos da armonía.
Por siempre serás, con orgullo y devoción,
la princesita semi achuar, un bello corazón,
en cada latido, suena un legado en danza,
y en tus raíces florece la esperanza.