Una Lágrima de añoraza de su cautivero escapa,
mientras me sumerjo en pensamientos nostálgicos
de la hora azul de nuestras madrugadas,
cuando nuestra desnudez con ternura
y besos del alma sentida solía ser acaricida.
*
Nuestras miradas coincidieron a propósito,
miradas lascivas de obvia intención
de entrar en el reino de Afrodita,
eruditos con sed por su conocimiento,
que absorbimos profusamente.
*
Sobre la geografía de nuestros cuerpos
trazamos rutas de anelada intimidad,
desafiendo con valor lo prohibido
para descubrir la fuente de nuestra libido,
escondida en la oscuridad de nuestra esencia.
*
En aquella madrugada la hora azul quedó impúdica,
dejando sábanas vacías impregnadas con tu aroma,
una percepción agridulce.
Cual una ráfaga repentina, que secuestra
del diente de léon sus pelusas, sin un suspiro,
también eras, lo que el viento se llevó.
*
David Arthur ©®
El cuadro de propio pincel