Sara Sofia Bocanegra Carvajal

Ecos en la piel del infierno

Danzábamos con la muerte,

respirándonos en la nuca,

la balada ardía

como el despertar de almas muertas

que arrastraban al más loco

a girar con nosotros.

 

Tú, con tu traje negro,

ajustado como la piel

de un amo del inframundo.

Yo, con mi vestido rojo,

como la mujer del diablo

bailando entre llamas.

 

Nuestra mirada impactó tanto

que los hizo estremecer,

rascando los miedos más hondos

de su memoria dormida.

 

No supimos cuándo terminó el baile,

pues nos hundimos

en un mundo en llamas,

depravado, cruel,

hecho a nuestra semejanza.

 

No temía por mi cuerpo,

sabía que estaría en tus brazos

toda la noche,

perdida en el ruido sordo

del placer y el éxtasis.

 

Salimos a los jardines lúgubres

de tu conciencia insomne,

despierta por devorar el mundo

y todo lo que contenía.

 

Tus ojos no eran de este mundo:

penetrantes como dagas

a punto de atravesar mi pecho,

devorarme desde dentro.

Negros, profundos,

como la habitación cerrada

donde escucho tus pactos

de maldad y satisfacción.

 

Alguna vez fui esposa del diablo,

en el infierno, claro,

pero ahora soy la mujer

del hombre que mira todo

como burbujas de sueños sin sentido.

 

Tú eres más que un demonio.

Eres todo.

 

-S.S