Quisiste utilizarme de instrumento
para lograr tus fines, manejando
los hilos de mi entrega bajo el mando
de un juego calculado a fuego lento.
Tiraste de mi honor y sentimiento
para llevar laureles a tu bando,
y yo, por complacerte, fui callando
la sombra que cubría mi tormento.
Mas cuando de romperme te aburriste
y ya no te servía de provecho,
trataste de tirarme y descubriste
que aún sin pilas me latía el pecho.
Creíste que era magia, pero el truqui
es que me habías convertido en Chuki.
Si ahora te retiras a las nieves,
te pasa por jugar con quien no debes.