He deambulado tanto, buscando ser normal,
que mi esencia se perdió, en un juego fatal.
Olvidé quién era, mi voz se apagó,
mientras perseguía un reflejo que no era yo.
Ansiaba sentirme bien, calmar mi dolor,
mas en esa carrera, perdí mi valor.
La paz se esfumó, un eco distante,
mientras mi alma, se volvía inconstante.
Pues a todos puse primero, en un altar de cristal,
mi ser se hizo trizas, en un acto fatal.
Desgasté mi energía, mi brillo interior,
y ahora solo queda un lúgubre esplendor.
Soy sombra que vaga, sin rumbo ni luz,
un espectro del pasado, bajo una cruz.
Busco un sentido, una razón para ser,
en este vacío, que me consume al perecer.