Si hubiéramos sido capaces de enfrentarnos
al mundo aquel que nos prepararon
debimos haberlo parado entonces; aunque fuera
para repensar qué hicimos mal, qué
dijimos e incluso cómo actuamos en su momento.
Si hubiéramos podido hacerlo, pero no lo
hicimos, hubiéramos sabido a tiempo que todo
se iba a derrumbar, hubiéramos sabido a tiempo
que ya estábamos extraviados.