José Luis Barrientos León

El génesis

 

No ha sido ni Adán ni Eva.

Ninguno ha sido el primero.

Ni la manzana ha sido devorada,

 ni la serpiente ha dicho palabra alguna,

tan solo se han desnudado,

porque el amor es frescura,

de agua pura que brota soberana,

dispensando la razón ante el cuerpo,

que delata la palabra deseo,

y cierra la boca con el eco del latido.

 

Porque el amor, es la mariposa que lo sueña,

el ave que levanta la voz,

la memoria que espera lo que suceda para coexistir,

la vida que se exhibe en el infinito lienzo del sentimiento,

el hombre y la mujer que se inculpan con la entrega,

el ojo que descifra las tinieblas para encontrar la caricia

la ternura de la piel, sin espejos ni ornamentas.

 

No han sido ellos, hemos sido nosotros,

mitológicos y mágicos,

 desnudando el reino de nuestros pechos,

el de nuestras espaldas que sucumben ante el alba,

en el tiempo circular de las entregas,

que cierra las ventanas,

para encontrar en las sombras,

la paz de un suspiro.