Carlos Eduardo

F E

A mí me gusta ese silencio, que ondula, que se siente y que te llena de emociones, ese silencio entre dos mares y que de pronto tiene voz y reclama estatuas que sobre la mar abren su espíritu y lo dejan volar. ((p a s a b a))

La perdí;

 

movía montañas,

hacía milagros.

 

La necesito como al aire,

me sostendría, me abrigaría el alma.

 

Cómo la fui a extraviar,

creía en mí;

 

la esperanza

era alegre como la luz

animaba los días de angustia;

 

qué la derrumbó, 

bajo los escombros debería estar,

es invisible,

tan pequeña es;

 

me ahogo en la humedad del rocío.

 

El laberinto está aquí,

a tientas me desplazo,

ni un paso doy, 

estoy  atrapado en este destino,

es fuerte,

ata.