Ya no habrá quien, en cada mañana borde,
Un dulce beso en tus labios rojos,
Quien te susurre al oído: “¿¡amor, ya amaneció!?”,
Y hasta tu cama lleve, flores y desayuno.
Ya no será tu dueño, como tú querías,
Él, era un pescador de sueños y, se marchó,
Un náufrago marinero que trajo el mar,
a sembrar fantasías en los eriales del corazón.
Que mal viento de tus playas lo apartaría,
Puerto seguro, para el que huye de un mal amor.
Tal vez no era hombre, quizás solo un sueño,
Así como el mar lo trajo, el mar se lo llevó.
El amor, suele ser como cántico de ruiseñor,
Corto y bello, con matices de gran color.
En otras es, como el vuelo de las gaviotas,
Largo y lento, en busca de sustento.
Cuando lo hallamos, somos un contento,
Pero es una farsa, amamos como ilotas.
Perdemos más que ganamos,
Sufrimos más que gozamos.
Delalma
23/04/2020