Se duerme tu dicha, niña,
mientras la nieve en la calle se hace vieja,
en un eclipse de luna,
el viento está tocando en tu ventana...
Una hoguera te calienta,
más tu tez es iluminada por una llama
en esta noche lenta,
donde una poesía quiere ser escrita...
Duerme, niña, tu aventura,
mientras tu sueño es un viaje a mi palabra,
de cándida dulzura,
como el vuelo de alguna mariposa...
La luna está muy helada,
y el ángel de la guarda te vigila con ternura,
mañana, al rayar el alba,
serás de nuevo el sol de tu familia...