donde las estrellas arden sin razón
y las horas,
como un río, pasan.
Cada mañana despierto con el afán de comprender
la razón de mi existencia.
Pero el universo,
tan extenso y vasto,
no responde.
No da razón.
Simplemente es.
Y sin embargo pienso,
y sin embargo siento,
y sin embargo sigo.
Pues existe una profunda contradicción:
buscamos sentido en una realidad indiferente,
deseamos consuelo en un cielo que no responde,
construimos templos sabiendo que se irán a la ruina,
y amamos aun sabiendo que, con el tiempo,
No quedará nada.
Pero es ahí,
en ese punto de quiebre,
en ese punto de ruina,
en el que se enciende una chispa,
una llama,
un espacio,
donde la rebeldía se convierte en libertad
y el sin sentido en posibilidad.
Parece no haber lógica en vivir,
pero hay belleza.
No existe recompensa,
pero sí dignidad.
Sisifo lo sabia,
y siguió empujando.
No porque esperara el fin de su esfuerzo,
sino porque en aquella acción
consistía el acto de su afirmación.
Y si algun dia todo cae,
y si un día todo termina,
y si toda la historia de mi vida
desaparece como el polvo...
que quede como lección:
la memoria del gesto.
La eleccion de vivir
como si tuviera sentido.
La elegancia de amar
sin saber siquiera
si seremos correspondidos.
Y la osadia de seguir viviendo,
simplemente,
Por que puedo.