Sabía que no éramos compatibles,
pero te amé en cada día,
en cada suspiro que se escapaba de mi alma.
Creí que lo nuestro sería un para siempre,
pero las sombras de tu pasado
te seguían como un monstruo hambriento,
dispuesto a devorarlo todo.
¿Qué nos pasó?
Pasamos de ser universo
a convertirnos en dos desconocidos.
Sé tu historia, tu entrega,
cada rincón donde me dejaste entrar...
y aún así, nuestros caminos
no estaban destinados a encontrarse de nuevo.
Si algún día te veo con otra,
te sonreiré.
No vale odiar después de tanto vivido.
Ama.
Ríe.
Sueña.
Y no desveles tu alma por mi recuerdo.
Nunca olvides quién eres,
ni por hombres ni por mujeres.
Cada lugar guardará un “nosotros”,
como cuando reíamos de las cosas absurdas,
de la vida loca,
llena de aventuras.
Ahora esas vivencias serán de alguien más,
pero no por eso dejan de ser eternas en mí.
S.S