Busco respuestas que ya sé,
que ya tengo,
pero insisto en entenderte
como si así doliera menos.
Intento no odiarte,
olvidar,
dejarte ser,
dejarte pasar.
Mi tristeza no es rabia,
es decepción.
Quisiera simplemente no amarte,
que me dieras igual,
como yo siempre te di a ti.
Creí en ti,
en tus palabras huecas
que sonaban a promesas
y estaban vacías.
A veces espero por ti
en este pobre corazón
que aún sueña con una disculpa,
con que sientas aunque sea
una parte
de lo que yo estoy sintiendo.
Nunca aprendí a odiarte.
Pensé que, igual que yo te entendía,
tú también sabrías verme.
Pero no te entiendo.
Aunque en el fondo, sí.
Eres egoísta.
Siempre lo fuiste.
Y lo que viviste
no es excusa
para romper a quien te amó.
A quien aún te ama…
Pero siempre fuiste así, ¿no?
Y quién soy yo
para cambiar lo que no quiere cambiar.
Intenté amarte
exactamente como eras,
pero eso fue demasiado para ti.
Porque nadie se quedó solo porque eras tú.
¿No es así?
Avi-