Del amor como disyuntiva epistemológica
Amar se ha convertido una pasión
de muchos, que lo dan todo por nada,
tan solo por gozar de una mirada
que agita, poco a poco el corazón.
Es claro y evidente que el sentir,
consume día a día hasta los sueños:
razón por la que seres tan pequeños
se entregan como locos a morir.
Quien halla la fragancia o el sabor
se dice, que ha encontrado una fortuna;
la joya más preciada cual ninguna
se puede comparar con el amor.
La ciencia no lo sabe ni el lugar
en donde es que se oculta ese dilema.
Afirman lo que piensan del problema
sin ver la reacción o comprobar.
La lírica mantiene su deber,
diciendo que en el pecho hay mariposas,
las cuales representan muchas cosas:
la sed de competir y conocer.
El tiempo reconoce su desliz
y aprueba para todos un diseño:
espacio en que se elige ser el dueño
y ser, al mismo tiempo un infeliz.
Y cuando no se ama, para empezar,
¿en dónde está esa unción de contrabando?
Termino este poema preguntando,
¿quién sabe dónde queda ese lugar?
Samuel Dixon