Le han nacido violines a la tarde
susurrando tristezas entre las ramas
de un árbol apartado y muerto
encarnando el tiempo que se ha extinguido
desde las armaduras tristes de la memoria
hasta los sonajeros ferrosos
en que se convierten los huesos
El cielo se ha perdido
sobre el humo denso de la remembranza
justificando el tiempo que no coincide
con los anhelos seductores del pasado
y el vuelo ligero del colibrí
alimentando la ilusión de libertad
a la que aspiran mis canas
Hay una historia que se deshoja
entre tachones y nuevos trazos
entre la lluvia inclemente y las lágrimas
que brotan por la polvareda que ha dejado el tiempo
Una tarde amamantando el olvido
la cruda realidad de que el cuerpo se resista a los sueños
de que la mariposa quebrante sus alas
hasta morir sin palabras, sin esperanza
en medio de la nada