Deja alma mía el ultimo traspiro en cada cosa;
muérete en vida para que siempre vivas.
Aspira la olorosa rosa entre tus manos, y esboza:
al final de tu pujanza a cada día la alegría de las sonrisas.
Verás aureola en tu partida
y tu alcancía llena de substancia eterna.
¡Vamos que esperas! ¡Animo en vida!
Que Dios no te cierra;
que su luz te invita.
¡Alma mía nada te falta!
¡Vamos tu fuerza levanta!
Isaías Glez.