Este camino largo que he vivido
y que me da tristezas y alegrías:
No lo maldigo yo; ya que me ha dado
del amor, sus vergeles más floridos;
pues bebiendo la dulce poesía,
con su efluvio, mi vida ha perfumado,
y me ha hecho sentir que la existencia
es poema de bella incandescencia.
Aunque el tiempo fatal jamás perdona
y se acerca el final de mi camino;
el cantar, a mis días proporciona
el celeste fulgor de lo divino.
No amilana mi espíritu neblina
que en mi senda aparezca de repente;
pues mi pluma es espada que germina
de coraje su brillo omnipotente,
y al dolor y la pena los fulmina
con su verso tenaz de voz ferviente.
Autor: Aníbal Rodríguez