Es tu casa como un templo,
merece mucha atención,
mucha limpieza y fervor
un gran orden y respeto;
es tu cuerpo ese talento
que te encomendó el gran Dios,
la inversión que te dejó
y le darás cuenta de lo hecho;
tú lo debes mejorar
con amor, sabiduría
y el gran don de la verdad;
no profanarlo jamás
con sustancias prohibidas
o con el reino del mal...