Nada, me salvas de la muerte… Y yo que te trato tan mal.
Amor, ¿me salvas de la vida?
Huyo de la muerte refugiándome en el amor, o lo que se le parezca, y aun así no me siento a salvo.
Entonces, pues, amor, ¿de qué me salvas?
Prometes felicidad, paz, conexión, grandeza, alma, pasión, pero es mentira. Tú me llevas a sentir la muerte misma, el vacío de la muerte, sin la muerte.
Al menos la nada es más sincera, no promete nada, solo es muerte y nada más.
Nada, sé mi amiga.
Refugiame, abrázame, muereme, lléname de ti.
Llevame hasta la muerte, y quédate conmigo ahi.
Con nada, sin todo, con paz.