mauro marte

EL CAMINO

 

A orilla del camino, soy la roca

que con sus ojos azorados, mira indiferente.

El cruzar de vehículos y transeúntes

mira la vida que, aunque no va a ninguna

parte no se detiene.

En las ventanillas, se ven los rostros que dejan

volar sus pensamientos de culpa o de pena, alegrías

tristezas, lujurias, desprendimiento y uno que otro

transeúnte que llora de pérdida.

Yo también voy a ninguna parte

 detrás de esos pensamientos que al final no son míos

ni de nadie.