Ponerle al corazón punto y seguido.
Secarlo al sol con dos interrogantes.
Tratar de usted al yo que está perdido.
Firmar un cheque en blanco a los durantes.
Velar por no tener un alma en vilo.
Robar con guante blanco un par de guantes.
Pagarle ya el rescate al doble filo.
Huir de donde pasan los amantes.
Quedar con mis errores en persona.
Morderme media lengua en mi defensa;
tragarme la otra media que perdona.
Sacar de la gambuza y la despensa
el peso que en mi barco se amontona.
Pagar con el perdón la recompensa.
(Su puesto, un capitán, nunca abandona).