No sé cómo decir que aún me arde el fuego,
que quema en mi interior como el pecado;
no sé si es un deseo desatado
o un sueño que persigo y que me niego.
No sé cómo decir que soy el ruego
de un nudo que me ahoga, tan callado;
temo que este ardor, ya desahuciado,
mude lo que soy en desasosiego.
No sé cómo decir que soy fragmento
de un caos que naufraga en su locura,
y se hunde en el mar del sufrimiento
No sé cómo decir que en un momento
se quiebra el alma entera en su amargura,
y el eco de un quejido es mi lamento