Amor de abuelo (Soneto)
La flor del alma, brota en los jardines
con tacto de temblor y aroma grato
se asoma entre la luz con arrebato
y canta en el color de los jazmines.
El árbol da sus frutos y confines,
no sabe de victorias, es retrato,
de un mundo peregrino que no es grato
y calla con raíces tan afines.
Un niño da su amor en donde juega,
sin causa, sin contrato ni pregunta,
sus manos acarician sin medida.
Y en él, la vida misma se despega,
más pura que el saber en su conducta,
más honda que la poza o la caída.