Cómo le digo yo a este pozo
que tengo en el alma,
que no hay vida sin su amor.
Cómo sigo en las auroras y en el tiempo,
cómo respiro perpetuo si en el aire,
en mi alma, en mis pulmones,
en el viento y en la tierra ajada
está el fulgor que ella me sustenta...
Cómo cierro la ventana y la puerta
que a la luz de un nuevo reino me anexa,
sí al ver su cara y su cuerpo,
se descorcha el vendaval
donde azotan con fuerza
todos mis sentimientos...
Cómo, silencio y sello mis labios,
cómo ato mis manos y protejo mi cuerpo
sí mi cuerpo y mis labios
sólo pueden nutrirse
de la negación de su silencio,
de su pelo, de sus andares,
de sus ojos cual reflejo del cielo,
de sus caricias, de su perfume,
de su sonrisa, de su piel ,
de sus huesos, de la marea delirante
que me zarandea
y me hace acariciar cada día,
el mismísimo cielo...