Plagiaba tu voz el viento
al despertarme una noche,
mágica y cautivadora,
con la luna en un reflejo
de libertad y osadía
entrando por mi ventana
En los árboles gregarios
del jardín del parque nuevo
soplos del viento cortaban
la soledad de las hojas
arrojándolas al río
que ocioso desperezaba.
Al declinar el soplido
y menguar la luz fulgente,
en un cristal biselado
donde olvidados descansan
mis versos desventurados,
espejeaba la luna
su mirada decreciente.
Dejó de plagiar el viento
tu voz fuera de mi alcoba
y el sueño, como centinela
vigilante de mi olvido,
cerro a tu recuerdo la puerta.
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO