Y a mí me apetece hacer la revolución bajo el calor de tu cuerpo,
proclamar la rebelión de tus labios sobre mi sexo,
la insurrección de tus manos bajando por mi espalda,
el estremecimiento de mis gemidos ante el placer obtenido,
la sublevación de mis orgasmos ante tus oídos,
la insurgencia de mi nariz ante el olor de tu piel,
esa utopía de tenerte en mi cama, de besarte hasta el alma,
de sentir tu sudor, de desterrar tu pudor,
se me apetece sentirte dentro de mí, caliente, confortante,
ceder mi soberanía ante tu respiración jadeante,
se me apetece izar la bandera de la pasión,
y que inicie así nuestra revolución.