Licor
Licor, ahoga en tu caudal esta pena profunda,
Sumerge en tu espesura cada recuerdo insistente,
Haz que la mente nublada su batalla no rinda,
Contra el eco constante de un cariño ausente.
Licor, arrasa la imagen que atormenta sin calma,
Desvanece en tu bruma la persistente visión,
Donde anida la sombra que atormenta mi alma,
La dulce ilusión rota que causa mi aflicción.
Licor, deshaz los lazos de la añoranza vana,
Que ata mi ser entero a un querer ya marchito,
Rasga con tu dominio esta invisible telaraña,
Que teje la tristeza en mi vivir contrito.
Licor, apaga el fuego de la melancolía,
Que arde en cada instante dentro de mi existir,
Ofusca con tu fuerza la constante agonía,
Ayúdame a vivir sin su cruel sufrir.
Licor, cubre el vacío que dejó su partida,
Llena con tu presencia la noche silente y fría,
Que el peso de su falta no agobie mi jornada,
Que tu velo esconda la realidad sombría.
Licor, aunque sé que es breve tu poder engañoso,
Y mañana el vacío volverá con rigor,
Por ahora permite un descanso forzoso,
Lejos del persistente, cruel y amargo dolor.
Aleja los fantasmas del ayer que no se van,
Licor, sé mi precario refugio en la penumbra.
—Luis Barreda/LAB