Yo no era nadie,
y aún así,
anhelaban cosas de mí.
Tenía mi voluntad,
tenía mi verdad,
y eso es mucho
para quien no tiene nada
en este mundo
que te exige entregarlo todo.
No era feliz,
pero era auténtica.
No lloraba,
pero estaba vacía.
No sabía lo que era amar,
solo sabía
que era real lo que sentía.
No sé quién era,
pero era alguien.
Alguien que no temía,
solo vivía.
Ella murió,
ahora yo vivo bajo su piel
y habito su alma.
Tengo sus recuerdos,
pero no soy ella,
y eso
cada día
me atormenta.