No pasa nada, dijiste.
Y yo, que he aprendido a callar lo que arde,
simplemente asentí.
Pero hay silencios que no se apagan,
solo se acomodan en la piel como promesas que aún no saben su nombre.
Me hablas como quien no sospecha,
como si las pausas fueran solo pausas
y no lugares donde algo invisible empieza a crecer.
No hay historias escritas —ni tuyas, ni mías—
pero hay páginas en blanco que tiemblan si las miramos mucho tiempo.
A veces me alejo, no por falta de interés,
sino por no decir de más.
Pero si alguna vez la noche te habla de mí,
que no te asuste lo que sientas:
hay distancias que en lugar de alejarnos, nos afinan.
Yo no busco eternidades,
pero sí momentos que parezcan irrepetibles.
Ese instante exacto,
donde el mundo se queda quieto,
y algo que no se nombra…
simplemente sucede.
Entonces, si un día dudás,
si todo parece en calma pero el aire vibra distinto,
tal vez entiendas
que entre lo que no dijimos
…se estaba diciendo todo.
JFAS 06-06-2023