Liturgia del silencio
El silencio,
como un dios sin rostro,
invade las esquinas,
robando el eco de lo que fui.
Pensamientos sibilinos pululan
en laberintos de sueños imposibles,
allí donde las palabras sucumben
bajo el peso implacable de la mudez.
Sombras de impaciencia
se congregan
en un aquelarre de fantasmas oníricos.
Lucho por pronunciar la palabra AMOR,
piedra lanzada al vacío,
que se ahoga
en un abismo de sombra y saliva.
Desespero,
con el corazón en llamas,
convencido de que no llegará a su destino.