Los tenedores saltan de su zona de confort,
quieren salir de su clóset oscuro
y lanzarse a las piscinas de piedra
para saborear las pulpas de la libertad.
Los tenedores se alinean en un batallón,
van dispuestos a hacer la guerra a las ollas conformistas,
que no se quieren mover de la estéril cocina.
Decididos, empuñan la bandera de la libertad
y buscan agujeros para expresarse,
espejos nuevos donde observarse.
Mirarlos es inspirador,
se han pintado la cara de colores
y el corazón con pantalones con girasoles;
tienen tatuales rebeldes en la frente.
Llegan del combate,
heridos, magullados,
pero con los dientes de maíz sonriente.
¡Cuántos tenedores guerreros necesita el mundo!
Tenedores que luchen por sus frutas,
por sus pinturas,
tenedores que luchen por sus sueños como fieras,
tenedores que no claudiquen a sus ideales de azúcar.
Los tenedores quieren expresarse,
tienen derecho a inventar un mundo con sabor diferente,
a caminar en renglones torcidos,
a crear nuevos cielos de muchas nubes
con pétalos y prismas azules.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú ©