Suspira el agua,
entre los silencios de un mundo que no acepta la calma,
con un latido se recupera,
vuelve de pronto el cristal de cielo, frío e ingenuo.
La primera franja de luz,
es un recuerdo de la tormenta,
la mañana se resiste, no quiere dejar de ser noche,
pero el giro habla, fuerte y con eco.
El corazón no es uno afligido,
más bien es aquel que contempla,
perdido en el abismo del ruido;
nadie escucha su esencia…