María de Magdala,
discípula de Jesús,
apóstol de los apóstoles,
mujer libre y enérgica,
fuego mediterráneo,
la hoguera que no se consume,
adinerada y generosa,
siempre caminando
al lado del Maestro,
la que no se rindió,
la que nunca huyó,
fiel a los pies de la Cruz,
primer testigo de la Resurrección.
El Evangelio apócrifo de María
es su revolución,
la legitimidad
del liderazgo femenino,
una transformación interior,
mujeres en el reino de Dios
con el Anillo del Pescador.
La Iglesia de María Magdalena
sostuvo los principios igualitarios,
cercenados en la guillotina
de los olvidados.