En cada poro ríe la lágrima
de la absurda comedia,
y el puntapié inicial que
derrite el fuego sin candil;
tal vez demencia...
En cada charco de tragedia,
la incaminable lejanía
de los pasos repetidos y cansados...
\"¡Tilín-talán!\"
¡Campanas de urgencia!
¡Sacada la esquina!
¡Derecho a la vida!
Una más y otra más...
la repetida demencia,
otra más y otra más...
la incondicional violencia
que desparrama en el piso
la sangre; la vida.
¡Golpes!¡Dan golpes!
Los puños y las letras...
Como calma o palma dolida
del último adiós,
¡Adiós y agasajos!...
Ya no recuerde; tal vez
una más y otra más
la repetida demencia,
otra más y otra más
la incondicional violencia;
que desfallece en la herida,
sobre segundos de instantes...
Hernán J. Moreyra