Hernán Mejía Silva

EL TRANCE

Cada vez que empiezo a escribir,

mis ojos se escapan por la ventana,

como buscando algo en la luz de la mañana,

en el cobijo de la noche plena.

 

Cada vez que la pluma toca el papel,

algo se apaga, tal vez sea el mundo,

tal vez sea mi corazón que se calla,

o simplemente escuche otros murmullos.

 

Cada vez que se termina una frase,

respiro menos profundo,

no necesito del aire, más que para sentir su caricia…

me quedo sin completar el último párrafo, para no volver…