El Cronista sin puerto

¡Ciencias glorioso!

Calle Márquez, Plaza San Francisco,

Arco Santa Clara, por siempre

Ciencias glorioso. En un día grisco,

mi alma encontró su breve ensueño.

 

De viaje, andando sin destino,

crucé los ecos del colegio,

y vi muchachos con su himno

romper el aire como un sello.

 

Llovizna, marchas, y tambores,

la plaza ardía de alegría,

y un grito antiguo, con honores,

tronó en el centro: ¡viva el día!

 

Alzaron a uno, cuerpo al viento,

lo echaron al agua con aplausos,

y en su temblor, el sentimiento

bramó empapado entre los lazos:

 

“¡Ciencias glorioso!”, fue su grito,

mojado, riendo, sin quejarse,

y en su mirada, tan fortuito,

vi un mundo entero al despeñarse.

 

Yo no era parte de ese canto,

ni supe nunca sus pasillos,

pero ese instante, breve y santo,

me dio el honor de ser testigo.