Por la madrugada nace lo increíble. Se
encienden las piedras, la magia despierta
dibuja en el aire y se hace el centauro.
Emerge del bosque, a pasearse por las
sendas. Viene a tejer nuevos sueños;
encantar la noche de ilusiones.
Tensa el arco, dispara su hechizo:
vuela y anda libre por el aire, penetra
en las casas por las ventanas.
Va dejando un rastro de escarcha rosa en
los pasillos, y a la cabecera de los
pequeños vierte la fantasía.
Al renacer el alba retorna a la madera.
Enfunda el arco, se despierta el ave. Y
como apareció en el rocío del aire,
desvanece en la bruma el centauro.