\"Destroyer\":
los días son intermitentes, como ser asesinado en la playa.
Las mañanas están a veintitrés grados;
la vida, a unos cinco dólares... O menos.
Prefiero salir después del mediodía,
porque la calle se llena de ruidos de pacientes, vehículos
y transeúntes; pero, eso no significa vivir.
Los ladrones, los sicarios, los traficantes,
exigen respeto y, mejores condiciones,
para realizar sus actividades cotidianas.
Yo, perdido en vías acostumbradas,
te imagino destruyendo cosas
que no son importantes: la calma, juguetes, mi cara...
Así evito -un poco- pensar en la ciudad.
Y volver antes de las cinco.
La “seguridad” del ruido.
cómo ansío
esas horas de alegría
no soy mío
soy de la melancolía
y de qué sirve llorar
se derrumba toda la ciudad
ven enrumba mi humanidad
solo quisiera llorar de alegría
por saber que volverás
salva el día
¿Me rescatarás?