El beso.
Acabo de encasillar el beso tuyo y mío, nuestro,
Como el causante de todo...
Como el culpable de que mis deseos más eroticos y mundanos se desborden a bocanadas de mis ventrículos
Para ir a parar a cada pliegue de tu carne como buffet,
Como el causante de que mi pecho se abra como bodega
Para almacenar en él todo lo que dejan las caricias tan peligrosas que brotan de tu mente hasta mis ingles...
De nuevo....
Acabo de encasillar el beso tuyo y mío, nuestro,
Como el culpable del crimen perfecto
Ese que se da cometiendo el asesinato de mis miedos cuando tus pechos se encausan en el mío, y tus inseguridades se esconden en el vaivén de las caricias de mis manos necias...
Acabo de encasillar nuestro beso, como el perfecto asesino, ese que no deja rastro de sí mismo cuando tu boca se enfila entre mi rebeldía y desarma mi boca logrando un desaire, un vaho, un suspiro...
De nuevo ...
acabo de encasillar el beso nuestro, y en específico el tuyo
Como el culpable de las locuras mías,
Como la mordida etérea que se engulle entre mis pieles
Y mis vestiduras no han de tapar para ocultarle.
Acabo de encasillar nuestro beso, el mío,
Como el ocupante público de las comisuras de tus labios,
y como el huésped de las expresiones íntimas de ti, de ti de tu cuerpo, de ti de tú feminidad,
De ti, de mi , de la temperatura de nuestros cuerpos... que rebasan los 40 grados para anunciar el infierno que es el beso que nos damos ...
Una vez más...
Acabo de encasillar el beso
Como ese perpetuo que es remanente en nuestros lienzos labiales
Como el erotico deseo del amor que nos tenemos
Nosotros amorosos, nosotros íntimos
Y el como la expresión efímera de quien vive para besar
Y nosotros, besándonos para vivir.
F. Martínez
El beso.