Una buena amiga
hacía esta observación:
“Puras pendejadas escribimos cuando lo hacemos de corazón”.
Pendejadas tendrá que ver
con ingenuidad y con candor.
A lo pendejo este servidor
les da su explicación
Y es precisamente
por una obvia razón,
cuando escribimos con el corazón,
dejamos exteriorizar
nuestro niño interior,
parece que ese lugar
es, su favorita habitación;
es un niño que latente
está queriendo gritar,
¡Déjenme hablar y expresarme, por favor!
Cuando escribimos con el corazón
no damos espacio a la lógica,
ni a la sensata razón,
los dueños de la escena
son la inocencia y la emoción.
Que quede claro esto como colofón:
Un cambio de roles sería la solución.
Sentir con la mente y el cerebro,
y pensar con el corazón.
Sería algo así como amar
con toda la inteligencia
Y razonar pensando
todo el tiempo con amor.
No importan pendejadas,
y un sí a la candidez como primer actor.
Hermes Varillas Labrador
#FormandoCiudadanía & #ElArcoIrisDeLosNiños (Venezuela)
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