Al ir a la calle, me tope de con un hombre que gritaba: \"¡El mundo se está pudriendo!\". Al principio creí que era uno de esos locos de siempre, pero luego le entendí.
Vivimos en un mundo donde el cuerdo calla para no enfurecer a los necios, por miedo a que estos, en un éxtasis de rabia, lo asesinen. Un mundo en el que trabajar 12 horas al día es lo normal. Un mundo donde si opinás, te mandan a callar; donde guardar silencio es lo correcto y alzar la voz está mal visto.
Vivimos en un sistema donde la minoría controla a la mayoría, sin saber que con unión todo cambiaría. Un lugar donde los más necesitados se atacan entre sí mientras los cerdos gozan desde su trono.
Que desfachatez, esta sociedad. Da igual ser hombre o mujer: siempre te señalan, siempre te critican. Caminamos en un mundo en el que hay más pobreza pero cada vez menos salidas, más hambre, menos esperanza.
Que tristeza vagar por las calles y ver como aumentan la delincuencia, la miseria, el hambre. Al ciego lo despistan. Y al que goza de ver, le arrancan los ojos cual cuervo haría.