Qué difícil es confiar cuando todo está mal,
o amar cuando el corazón corre
más que las olas del mar.
Mil amores perdidos,
mil errores por amores fingidos…
Miro tus ojos
y me veo a mí:
un alma perdida
que en la tuya
vio lo lindo de la vida.
Sin lágrimas, sin tristezas…
éramos tú y yo,
dos almas gemelas.
Me destruí física y moralmente
para encontrarte,
y hoy toca enterrarte.
Bien dicen
\"hasta que la muerte nos separe\",
y tú… te me adelantaste.
Ya no están tus ojos,
tus piropos,
tus antojos.
Los recuerdos llegan
y solo pido
que regreses.
Que volvamos a ser
ese par de jóvenes
que cometió
mil errores.
Tus ojos…
con cada día que pasaba
me reflejaban más.
Y vi…
cómo murieron.
¿Qué voy a hacer
sin tus ojos?
Sin tu mirar.
Sin tu forma de amar.
Hoy que ya no estás
me encuentro solo,
frente a la orilla del mar,
esperando terminar…
y que mis ojos
te vuelvan a mirar.
Ya no estás.
Pero cómo olvidar
cuando yo sentía
que no podía más,
y tú decías:
“Amor, no te rindas,
yo soy tu motivo para amar”.
Tus palabras,
tus ojos…
lo mejor que me pudo pasar.
Eres mi amor,
mi bombina,
mi niña.
Y aunque muerta estás,
mis ojos y mi alma
se van contigo.
Tantas personas,
y solo tú
te robaste mi mirar.
No es solo una despedida…
aunque ya no estés,
mi alma y mi mente
se van contigo.
No queda más que soportar,
luchar,
porque aun con todo este dolor,
después de muerto…
mis ojos
te volverán a mirar y amar.
A veces sé
que el amor es duro,
pero no por inmaduro.
Te amé.
Y no dudo
que tus ojos se hayan perdido
así nomás.
Porque aunque ya no vas a estar,
esos recuerdos,
esas memorias,
esas sonrisas…
de mi mente jamás se irán.
Y no es solo una despedida.
Tus ojos,
siempre los voy a amar.
Esos ojos
que me vieron reír,
llorar
y amar.
Y aunque triste es mi cantar,
te despido con una sonrisa,
porque aunque todo estuvo mal…
tus ojos
me enseñaron
lo que significa amar.
Esta despedida
duele más
que mil bombas estallar.
Te despido, mi amor,
con el alma rota.
Y contigo,
una parte de mí
hoy se va a enterrar.
Gracias, mi amor.
Gracias, gracias, gracias.
Tus ojos fueron mi otra mitad.
Gracias por llegar
a mirarme.
Gracias por llegar
a amarme.
Me despido, mi amor,
con un puño de tierra,
con las olas del mar,
y con la fragancia de las rosas…
Gracias.
Tus ojos,
en mi corazón
siempre estarán.