Fernando J. Rojas Motta

LOS HÚMEDOS HUESOS HÚMEROS

Son estas horas brujas que bambolean

el horario común en definitivo

este viernes que no ha reído ni ha llorado,

Profundamente, mis semanas.

Y tan profundamente, tomando un café,

apenas, al final de las seis

sobre el argentado piso de la sala.

 

Donde ronda la manía de vivir añorando

en estos cristales óseos,

en estos húmeros brazos que juega abrazarte

y se empeñan a cegarme el amor y la fe.

Qué vida apenas rumba un vaivén

que risa aquella…en llanto vuelve a nacer.

Humeante afán ¡Ay! Quien sabe qué.

 

Quejumbrosa manía de estos húmeros huesos

que han de roer los gusanos

al fin una mezquina tarde ha de posarse

cual mariposa hiriente sobre tus senos

que me recuerda a un talón esquivo

corriendo lento: lágrima tras lágrima

como sombra finita de una madrugada.

 

Maniatado rubor que ante una vaga quietud

yace gravitando en el limbo de tu silencio

cual costra vivida, cual ser inocente

ceniza incauta que ante estos húmedos huesos

va bosquejando amantes recuerdos,

contrito festín de amargas lujurias

de aquellos satinados pasos ligeros.

 

Celeste manera con que gira levemente

sobre las tenues hojas de una venidera

con honda brevedad estos roídos versos

cual sombra acaeciendo cual delirio.

Qué vida apenas rumba un vaivén

que brisa aquella…en llanto vuelve a mecer.

Amante afán ¡Ay! Dime…para qué.