El amor...
ese río que se desliza sin prisa,
que toca sin herir,
que abraza sin encerrar.
La obsesión, en cambio,
es tormenta que arrastra lo que encuentra,
que busca control
y llama cariño a la dependencia.
Amar es mirar y dejar ser,
es confiar en el vuelo ajeno
sin sentir que te abandonan.
Obsesionar es temer,
apretar, reclamar lo que nunca fue tuyo.
El amor te acompaña sin invadir,
te ofrece paz, espacio, tiempo.
La obsesión exige,
se desespera con tu silencio,
y hace del afecto una prisión con flores en las rejas.
Amar es aprender a soltar,
es dar sin contar las veces.
Obsesionar es contar cada ausencia
como traición.
Y aunque a veces se confunden,
cuando te escuchas de verdad,
lo sabes.
Porque el amor —aun cuando duele—
te deja respirar,
y
la obsesión
te deja sin aire.
_FreddyEspinoza