He clavado mi recuerdo
en las sensaciones que sucumben
en la penumbra de mi lecho.
El alma se estremece,
me siento débil,
agonizo lento en el tiempo.
¿Será la noche la que irrumpe
en mi camino sombrío?
¿O el invierno que languidece,
se funde con el frío silencio?
Son horas absurdas,
tropiezan con mi recuerdo,
o tal vez son soplos suaves
que el viento me susurra.
Con nostalgia me envuelve,
deja mis manos como pétalos de nieve,
y mis labios, mariposas eternas,
que suspiran versos al aire.
Y en este manto de soledad,
donde el tiempo se quiebra y se pierde,
aprendo que el dolor también es vida,
y que en la tristeza nace la esperanza.
Porque después de la tormenta oscura,
el alma renace, fuerte y pura,
y aunque la noche envuelva el camino,
siempre llega el sol con su destino.
(Dulce Brisa)