_Sin tierra prometida_
Sigue pintando islas
sin brújula ni razón,
y acabó pidiendo auxilio
¡en su propia invención!
Las palmeras lo miraban
sin saberlo orientar,
y un pez le dijo en secreto:
¿Por qué no aprendes a nadar?
Con un coco por sombrero,
de poeta pasó a náufrago;
y al final rimó en la arena:
¡Islas sí, pero con barco!
Las islas inventadas,
nacen en cada sueño
del que naufraga.
Versos de espuma,
se pierden en la orilla,
vuelven al aire.
El poeta ríe:
no hay tierra prometida,
solo palabras.