Ahora que el agua se ha calmado,
y el viento ha dejado de rugir,
ahora que la neblina se ha anclado,
y mis pájaros han olvidado volar.
Ahora que el tiempo se desgrana,
y el cielo ha perdido su brillo,
pareciera que todo se ha hundido en un vacío,
y que el silencio hace ruido en tu ausencia.
Si un día vienes por mi casa,
si el viento te murmura mi nombre,
tráeme un poco de luz, un rayo de oro,
un faro o una luciérnaga para iluminar mi corazón.
Entonces miraremos juntos desde mi ventana,
que ya no es ventana, sino un libro abierto,
y oiremos a la gente correr,
y veremos las jaulas vacías de mis pájaros.
Entre las flores, las amapolas gritarán,
y en rayos azules, mis pájaros de mil colores
se pondrán a volar entre los girasoles.
Y desde mi ventana, que ya no es ventana,
veremos que el mar está muy cerca.
Tu ausencia, que poco me importará,
será dulce presencia que arranca el ancla
de un barco abandonado que se le olvidó la ventana,
su bandera y sus velas, y nunca pudo zarpar.
P.SABAG