Cuando planteé un árbol
Por Jorge Aguilera
Hoy escarbe un hoyo en la tierra porque tengo un árbol pequeño de mango que plantar. En la tienda de abarrotes estaban en especial y compré uno para que algún día diera frutos y saboreara uno de ellos. El joven en la tienda me comentó que él ya tenía dos plantados en la casa de su madre, pero todavía no daban fruto. Fue tan convincente y lo que más me impactó fue su emoción por el tema. Confieso que nunca en mi vida había plantado una planta y, al igual que él, me emocioné por eso. Estuve media hora escarbando para hacer el hoyo suficiente hondo para esa planta. Por fin ahí pasaron los meses, lo regué cuidadosamente y aún no salía ningún fruto. A la siguiente primavera floreció y brotó una flor blanca y muy pequeña. Mientras pasaron los días, surgió una señal de fruta. Para mi sorpresa, no era mango como decía la etiqueta. Era un árbol de aguacate y por un minuto pensé en ir a reclamar el error de la tienda. Pero después me puse a pensar en esa situación y recordé que la vida es igual que un dilema. Cuando uno siembra, riega con delicadeza, lo protege de orugas, cabras y conejos. Más si algo sale diferente, quizás es que el error de uno es no apreciar lo que la vida te pone de frente.
Libro de poemas de amor y vida Capítulo 113